Monotonía: el monstruo de las parejas
Hace un tiempo se me ocurrió que algún día debía escribir sobre este silencioso monstruo que ataca y perjudica a las parejas, hoy decidí dejar de callar lo que pienso al respecto.
Durante la búsqueda de pareja, que muchas veces no es una acción consciente, no tomamos en cuenta conductas preventivas acerca del posible vínculo afectivo que vayamos a crear con alguien más. Sea el mismo sexo, o del sexo opuesto, las relaciones afectivas suelen tener características similares, después de todo, hablamos de personas. ¿Qué quiero decir con «conductas preventivas»?, me refiero a acciones que vayan encauzadas a tratar de «evitar» que aparezca este monstruo llamado monotonía. Él está ahí, al acecho, esperando un espacio libre para hacer acto de presencia y les aseguro que no lo notan, tiene la capacidad de ser invisible, se adapta a los estilos de vida de los involucrados, copia casi a la perfección la dinámica de la pareja en cuestión y se convierte en una especie de enfermedad terminal, donde muchas veces al darnos cuenta, ya ha hecho demasiado daño.
Al enamorarnos, estado que se parece un poco a un estado patológico de tipo obsesivo, donde esta persona ocupa nuestro tiempo, espacio, pensamientos y emociones, no tenemos la mente enfocada en otra cosa que no sea «él» o «ella» y somos capaces de olvidarnos por completo de nosotros, no pensamos, sólo sentimos. De esta manera, con un par de tórtolos envueltos en el eros: la atracción, las ganas de estar cerca, los besos, los abrazos, compartir, conversar cualquier tontería, suele ser complicado pisar suelo y darse cuenta del tipo de relación que se está gestando y el nivel en que ese vínculo puede mantenerse y perdurar en el tiempo.
¿Quién quiere imaginarse lejos física o emocionalmente de la persona que nos gusta y que muchas veces, creemos amar en un tiempo récord? Supongo fue fácil responder esta pregunta. Ahora bien, ¿Has pensado en que lo eterno no existe, que los «para siempres» son una ilusión y que tal vez esa relación podría ser más de lo mismo? Es probable que esta pregunta no haya sido tan fácil de responder y esto va a la par con lo poco analíticos pero muy idealistas que podemos llegar a ser, esto sería como poner a discutir a Platón y a Descartes.
Piensa un poco en tus últimas relaciones de pareja, llámese noviazgo, «amigovios», amigos con derecho, relaciones abiertas, uniones de hecho o matrimonio. ¿En qué se asemejan? ¿Qué las hizo mantenerse? ¿Qué las llevó al fracaso?, y si actualmente estás experimentando alguna: ¿Por qué siguen juntos? ¿Es más de lo mismo? ¿Hay planes a futuro o todo queda en un «carpe diem»? Quiero pensar que te has hecho estas preguntas alguna vez y sobre todo, que has tenido la suficiente objetividad para responderlas a pesar de ser uno de los protagonistas. La monotonía destruye de forma endógena, de adentro hacia afuera, y puede estar presente en cada una de las preguntas que acabo de plantear, haciendo de las suyas sin que tú o tu pareja lo hayan notado. Si la reconoces, ya diste el primer paso.
He mencionado incontables veces que no existe fórmula mágica para ser feliz o para mantenerse dentro de los estándares sociales, así como también he mencionado muchas veces que lo espontáneo le da paso a experiencias que quizá no esperábamos vivir. La «chispa» que te une inevitablemente a la persona que amas, esa chispa que probablemente descubriste en el primer beso, en la primera mirada o en la primera vez que pasaron una noche juntos. De seguro son momentos inolvidables y son recuerdos que bajo ningún concepto deben utilizarse para torturarnos y decirnos «¿Por qué no puede volver a ser todo como antes?»… aprovecho para responder: una situación no puede ser «como antes» pues estamos sometidos al cambio, aunque no nos guste, estamos en constante evolución. Quizá algunos se sientan estancados y realmente lo estén, siendo presos de su propia monotonía porque le temen a cambiar, pero aún así, es posible ir de mal en peor (lo que supone, un cambio de tipo negativo)
¿Tienes idea de cuál es el color favorito de tu pareja? ¿Su comida favorita, su lugar preferido y lo que más le gusta hacer? En cada afición y hobbie es probable hacerle la guerra -limpiamente- a la monotonía. Atreverse es la palabra clave. Adoptar nuevos aspectos para la propia personalidad podrían «desmonotizar» tu relación, ya basta del «es que yo soy así. No me nace ser romántico» ¿Cómo sabes que NO eres lo que nunca te has atrevido a ser? Arriesgarse responsablemente podría retrasar la llegada de rutinas incansables, que te hagan creer que la chispa murió, que el amor se acabó y que es mejor terminar.
La monotonía aburre, agota, cansa, genera hastío, nos resta energía vital, nos paraliza y en otros casos, nos hace salir corriendo. Sé creativo, estimula tu propia inteligencia emocional, lo que no sepas, pregúntaselo. Lo que quieras hacer que nunca hayan hecho, propónselo, ¿Qué podrías perder? Sorpréndele, no permitas que el mismo mensaje de buenos días sea a la misma hora, si nunca le has obsequiado flores, hoy es el momento para hacerlo. ¿No le gustan las flores? regálale unas de papel, seguro chocará con su creencia de que las flores son para los muertos o le dan alergia. Los detalles mantienen viva la chispa que he venido mencionando, la comunicación refuerza la aparición de estos detalles. Si tanto te gusta y tanto lo quieres, díselo de mil formas: con palabras, con gestos, con caricias, con regalos, por escrito, cocinando para él, seduciéndolo… entre otras muchas maneras. Queda a tu criterio.
Otra área importante y para cerrar con broche de oro: sexo. Vaya que cuando la monotonía se aparece en la cama, es tan perezosa que no quiere irse por nada del mundo. La palabra clave es la misma: atrévete. Quizá tus principios y tu alta moral no te permitan llevar a cabo ciertos actos sexuales, pero la fantasía seguro que te los ha cruzado por la mente, aún en contra de tu «soy incapaz de hacer eso» ¿o no? Vamos de nuevo, hay que comunicarse con la pareja. El sexo creativo es la estocada mortal a la monotonía, y esto implica, incluso, cambiar la cama de lugar o hacerlo en muchos otros lugares que no tengan que ver con un colchón y unas sábanas. Descubre tu propia capacidad de satisfacer a tu pareja e invítale a que se autodescubra también. Al quitarte la ropa, también quítate los prejuicios que tienes acerca del sexo. Nos limitamos demasiado, cuando hay tanto por hacer. Cuestiona tu moralidad, no vas a dejar de ser una buena persona por haber decidido tener sexo con tu pareja en motel.
Está bien todo aquello que hagas que no perjudique a otro. La monotonía aparece por querer seguir los mismos pasos, a la misma hora, en el mismo lugar. Disfruta lo bueno, soluciona lo malo, si no se puede pues hay que dejarlo ir. Que el miedo te movilice y te permita cambiar, acércate a lo nuevo, no sabrás si es malo o bueno hasta que lo conozcas. Piensa en lo que sientes, hazlo diferente.
Foto:madhjamaka