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Adictos al conflicto

Cuando hablamos de adicciones, generalmente se cree que se trata de drogas, alcohol u otro tipo de sustancia. Y es cierto, puede existir una adicción fisiológica, tu cuerpo te exige que la consumas para hacerte sentir bien, aunque sepas que está mal y que estás destruyendo tu vida por ello. Una adicción básicamente es un hábito que te atrae, te atrapa y difícilmente te deja escapar, no es sólo hacia sustancias tóxicas, también existen las adicciones psicológicas, las cuales también requieren rehabilitación para disminuir su frecuencia y su intensidad, agotando la personalidad del adicto y convirtiéndolo en alguien muy distinto a quien realmente es.

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Este tipo de adicciones pueden ser a casi cualquier cosa: a los juegos, a Internet, al trabajo, al sexo, al teléfono, a las relaciones amorosas, a la religión… Y también ¿Por qué no? al conflicto. Más que una adicción, suele comportarse como un estilo de personalidad, características que aparentemente no definen a la persona, pero que se hallan encubiertas.

¿Alguna vez han conocido a alguien que con mucha frecuencia está metido en problemas? no me refiero estrictamente a lo legal (aquí los líderes son los antisociales) sino a quienes por razones desconocidas y a veces conocidas, discuten, pelean, gritan, insultan o son más sigilosos e inventan historias, se victimizan y hasta conversan con otros tratando de enemistar a personas allegadas. En fin, estar cerca de este tipo de personas, trae problemas. ¿Por qué digo que son «adictos»? porque de una u otra forma no pueden abandonar este hábito, constantemente van por ahí creando conflictos, tienen una gran imaginación, la fantasía los lleva a actuar de este modo, hasta probable es que haya algún tipo de disfrute, pero no están disociados, saben perfectamente lo que hacen.

Es interesante sentarnos a observar las actitudes de las personas que nos rodean, defectos tenemos todos, por supuesto. Aún así, darnos cuenta a tiempo que estamos cerca de gente que podría perjudicarnos, evitaría sufrimientos innecesarios. Identificar a un adicto al conflicto no es complicado, algunos los reconocen de cerca, otros pueden reconocerlos de lejos: las conductas hablan por sí solas. Es cierto que no hay causa sin efecto y este post no pretende describir de dónde viene este tipo de conducta adictiva, sin embargo, por describir una de las muchas causas, quizá se trate de personas con un estilo de vida inestable, una emocionalidad desbordada y un escaso control de impulsos. Si bien pasamos gran parte de nuestros días solucionando problemas, no es común (ni sano) que la frecuencia y la intensidad de los conflictos sea elevada, ya que desgasta, desequilibra y resta tranquilidad.

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Un adicto al conflicto podría tener, incluso, una personalidad atractiva; suelen ser manipuladores, víctimas, «todo» les afecta, «todo» les pasa a ellos, ven lo negativo en las situaciones y personas y rara vez lo positivo, irritables, crean y recrean circunstancias donde ellos son los rechazados, los olvidados, el típico «pobrecito yo», dando a entender que el del conflicto es el otro (proyección) y si alguien no les simpatiza buscarán la forma de que el resto piense lo mismo, muchas veces ensuciando la imagen del otro. Cuando deseas advertir a alguien de lo «malo» que es otro, háblale de sus conductas (que son observables) no de tus apreciaciones, porque después de todo, es una percepción. Identifiquemos a este tipo de adictos y marquemos distancia, ellos necesitan ayuda profesional y si reconoces a uno, no dudes en sugerirle que la busque. Algunos tardan más tiempo que otros en darse cuenta de quienes lo rodean, es una tarea de día a día, lo importante es conservar a quienes desean tu bien-estar.

Foto de portada: That One Chick Mary bajo licencia CC

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