¿Qué significa para Venezuela el Nobel de la Paz de Malala y Kailash Satyarthi?
Creo que el mensaje este año con el Premio Nobel de la Paz, ha sido contundente: la infancia es importante y es mucho más que una etapa de la vida. Por eso, los adultos debemos comprometernos en evitar el sufrimiento de los niños y niñas, y la sociedad debe proporcionarles entornos donde se sientan respetados y amados, donde sus opiniones sean escuchadas, donde sus intereses sean tomados en cuenta y donde se respeten sus derechos fundamentales.
La frase que acompaña al premio es:
«Los niños deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente»
Dado que tanto Malala como Kailash vienen trabajando en estas áreas. Malala es una adolescente, pero en 2009 con apenas 11 años denunció a través de un diario que se publicaba en la BBC, cómo era la vida de las niñas y jóvenes bajo el régimen talibán. Muy especialmente sus relatos con respecto a la prohibición de las niñas a ir a la escuela conmocionaron al planeta. En un ambiente donde ya se habían decapitado a más de una docena de niñas y se habían destruido más de 150 escuelas, Malala impulsó su activismo para promocionar el derecho a la educación para las niñas y fue entonces cuando los extremistas intentaron asesinarla en el año 2012. Esta experiencia potenció su acción y la mostró como una joven valiente: hoy en día desde el Reino Unido sigue siendo una activista comprometida con el derecho a la educación de las niñas y en reconocimiento a su entrega, la Organización de las Naciones Unidas ha declarado el día de su cumpleaños (12 de junio) el Día de Malala.
Por su parte, Kailash ha visibilizado de manera contundente la explotación que sufren miles de niños entre 5 y 12 años en India, quienes son sometidos a esclavitud y explotación por ser la fuerza de trabajo más barata y más vulnerable física, económica y mentalmente. En 1980 abandonó su trabajo como ingeniero para liderar un movimiento que ha terminado en una ONG llamada “Movimiento por la Salvación de la Infancia” (Bachpan Bachao Andolan, en hindi) y que hasta el día de hoy ha salvado a más de 80 mil niños y niñas a nivel mundial de la esclavitud y explotación laboral. Sus manifestaciones en India, bajo el tono pacifista de Gandhi, han visibilizado de manera contundente la realidad de miles de niños que son vendidos como esclavos por sus padres para pagar deudas o que trabajan sin descanso durante días en locales sin ningún tipo de condiciones básicas. Además, ha promovido el etiquetamiento de productos bajo el lema “Libres de explotación infantil” que se conoce a nivel mundial. Como éste, tiene muchos programas que promueven la escolaridad, la participación de los niños y niñas, y evitan los matrimonios infantiles propios de muchas castas en India.
A pesar de que muchas de estas situaciones nos producen horror y nos resultan lejanas, si revisamos cómo está Venezuela en términos de trabajo infantil y derecho a la educación, vemos que aún hay brechas importantes por superar. Más allá del aspecto cultural, que tanto en Pakistán como en India tienen un peso muy relevante, en Venezuela la infancia también es desvalorizada. El Informe Alternativo presentado por la Red de Derechos Humanos de niños, niñas y adolescentes (REDHNNA) ante el Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), indica que el gobierno venezolano no tiene ningún ente que promueva un mecanismo de planificación y articulación intersectorial para la niñez, a pesar de la propuesta de Sistema de Protección Integral para los niños, niñas y adolescentes contenida en la Ley Orgánica para la protección del niño y del adolescente (LOPNA) del año 1998, que tras su reforma quedó siendo un sistema totalmente centralizado. Además, las frecuentes modificaciones de la estructura de la Administración Pública Nacional han afectado a las instituciones de protección de nuestros niños y niñas pues desde el año 2007, a partir de la reforma mencionada, la rectoría en materia de infancia y adolescencia ha transitado por 4 Ministerios distintos y en la actualidad no existe rectoría por parte de ninguno de ellos, mientras que el llamado Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos del Niño, Niña y Adolescentes (IDENNA) parece ser el órgano rector en la materia pero elalcance de sus programas no se corresponde con esta responsabilidad. Como consecuencia de la debilidad institucional, no existen políticas públicas en esta materia y ni siquiera se cuenta con un Plan Nacional para la Protección Integral de los derechos de la niñez venezolana, lo cual demuestra el menosprecio que sentimos por la infancia y que los indicadores nos demuestran:
- En materia de trabajo infantil, según el Centro de Investigación Social (CISOR) el porcentaje de adolescentes con participación económica en 2010 fue de 10% lo que lamentablemente va de la mano con las altas tasas de deserción escolar en educación media y diversificada.
- En este sentido, las cifras del último Censo Nacional realizado en el año 2011 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran que de los 7.460.093 niños y niñas en edad escolar (de 3 a 17 años) sólo se encuentran asistiendo a algún centro de educación 6.213.317: es decir un 17% (1.246.776) niños, niñas y adolescentes a nivel nacional, están fuera del sistema escolar.
Más de un millón de niños y niñas en Venezuela, no son víctimas de un sistema cultural, político o religioso que pretende negarles derechos fundamentales como en el caso de Pakistán e India, pero sí son víctimas de un Estado que teniendo los recursos y sabiendo lo que tiene qué hacer en la materia, contando además con una sociedad civil comprometida y articulada para ello, se hace la vista gorda y no sólo les niega el derecho a la educación sino que además permite que el país tenga una de las mayores tasas de embarazos en adolescentes y también de violencia.
En este último tema, el informe de CECODAP Impacto de la Violencia en niños, niñas y adolescentes , reporta un incremento de la tasa de mortalidad en el grupo de edad de 15 a 17 años la cual se ha triplicado en un período de 12 años, pasando de 15,9 en 1997 a 42,2 en 2009. Además, indica que en el año 2009 casi el 10% del total de muertes violentas del país fue en niños, niñas y adolescentes y de éstos, 7% se corresponde a muertes de adolescentes entre 15 y 17 años, es decir los adolescentes son las principales víctimas de la violencia en el país. La mayoría de ellos son varones que mueren en enfrentamientos entre bandas urbanas y otra cifra devastadora nos dice que un 53% de ellos fallece en la vía pública y sin asistencia médica de ningún tipo.
¿Qué le dice entonces a las autoridades venezolanas, al Gobierno y a los entes responsables que este año el Premio Nobel de la Paz haya sido para Malala y Satyarthi?