Inconstitucionalidad del contrato minero en Panamá: Un triunfo ambiental y social
En noviembre de 2023, la Corte Suprema de Justicia de Panamá declaró inconstitucional la Ley 406 del 20 de octubre de 2023, que adoptaba el contrato minero entre el Estado y Minera Panamá, un acuerdo que permitía la explotación de cobre a cielo abierto en la provincia de Colón, en una región de bosques tropicales del Caribe panameño. Esta decisión se produjo tras un mes de protestas masivas y en medio de un clima de tensión y descontento social.
Las protestas, iniciadas en respuesta a la sanción de la ley, fueron protagonizadas por una amplia gama de grupos, incluyendo ambientalistas, docentes, obreros de la construcción, artistas, campesinos, estudiantes, grupos indígenas, abogados y académicos. El descontento se centró en la ampliación de la explotación minera a la empresa canadiense First Quantum Minerals, una acción que fue percibida como una amenaza para los valiosos ecosistemas de bosques tropicales y para las comunidades locales. Las manifestaciones incluyeron diversas formas de protesta, como cantaderas, tamboritos, y huelgas en varios sectores, incluyendo el educativo.
El contexto de estas protestas se remonta al fallo de la Corte Suprema de Justicia en 2017, que declaró inconstitucional el contrato ley original de 1997 por ser perjudicial para el Estado. En respuesta, el gobierno negoció un nuevo contrato con First Quantum Minerals, con cláusulas de mayor aporte al Estado y consideraciones ambientales y laborales. Sin embargo, este nuevo contrato, sancionado rápidamente, también generó controversia y fue percibido como una restauración de un enclave colonial, similar al que Panamá vivió con Estados Unidos hasta 1999 con la «Zona del Canal». Entre los puntos polémicos del contrato se incluían la posibilidad de expropiación de terrenos para la explotación minera, la confidencialidad de los beneficiarios finales del proyecto, restricciones al espacio aéreo y limitaciones en la fiscalización gubernamental.
Contrato minero: con un historial de reclamos
Además, el proyecto “Cobre Panamá” ha sido criticado por su historial de incumplimientos en compromisos ambientales en una zona protegida que forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano. La empresa ha enfrentado acusaciones de contaminación de ríos y ha desbrozado unas 5 mil hectáreas de bosque protegido, aunque defiende su cumplimiento con estándares internacionales de medio ambiente, salud y seguridad minera.
En respuesta a las protestas, el presidente Laurentino Cortizo propuso una consulta pública para decidir sobre la implementación del contrato, aunque esta alternativa fue rechazada por los manifestantes y considerada inviable por el Tribunal Electoral debido a la falta de clima adecuado y normativa de respaldo en el país.
Esta situación en Panamá refleja una lucha significativa entre los intereses económicos y corporativos de la minería y la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades locales. La decisión de la Corte Suprema marca un punto de inflexión importante en esta lucha, poniendo en primer plano la necesidad de un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental y social.
La decisión de la Corte Suprema de Panamá es más que una victoria legal; es un grito de guerra contra la explotación minera descontrolada que amenaza la integridad de nuestros ecosistemas vitales. Este caso subraya con urgencia la necesidad de repensar las políticas de desarrollo económico que priorizan las ganancias corporativas sobre la salud ambiental y el bienestar de las comunidades. La minería a cielo abierto, representa un modelo obsoleto y destructivo que sacrifica la riqueza natural y cultural de Panamá en el altar del beneficio económico a corto plazo. Es hora de que las naciones y corporaciones responsables adopten una visión más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La importancia del Corredor Biológico Mesoamericano
El Corredor Biológico Mesoamericano es un tesoro de biodiversidad, un vínculo crítico que une los ecosistemas y especies de América del Norte y del Sur. La conservación de este corredor es crucial no solo para Panamá, sino para el bienestar ecológico global. La degradación de este corredor por actividades como la minería a cielo abierto amenaza la supervivencia de innumerables especies y compromete los servicios ecológicos esenciales, como la purificación del aire y el agua, la polinización y la regulación climática. Proteger el Corredor Biológico Mesoamericano es proteger el futuro ecológico de nuestro planeta.